Burgher King Lear no Festival de Teatro Clássico de Olite

IMPRENSA
Festival de Teatro Clásico de Olite,
Junho de 2008
PROGRAMA / PressReleace
wwwnavarra.es
Diário de navarra – entrevista com JGM.
wwwlaguiago.com/agenda/
HOY EN OLITE... JOAO GARCÍA MIGUEL AUTOR Y DIRECTOR DE "BURGHER KING LEAR"

"He hecho una hamburguesa con Shakespeare"

- El dramaturgo portugués João García Miguel cogió un día el "Rey Lear" o "King Lear", de Shakespeare, y comenzó a deconstruirlo. Le salió "Burgher King Lear", una propuesta arriesgada que llega hoy al Festival de Olite.

- "La sorpresa al llegar a Olite ha sido inmensa, esta utilización tan contemporánea de las iglesias y los castillos amplifica el sentido de la propuesta

- "Todos somos un poco payasos de nosotros mismos"

ION STEGMEIER . PAMPLONA . Domingo, 20 de julio de 2008 - 04:00 h.

Sí, es con H intercalada, Burgher King Lear, porque antes de que la cadena de hamburguesas comercializara ese trozo de carne que se come entre pan y pan, en inglés y alemán arcaico burgher significaba ciudadano. La adaptación de Rey Lear que João García Miguel (Lisboa, 1961) presenta hoy en Olite (22.30 horas, claustro de San Pedro) muestra precisamente eso, un Lear ciudadano en busca de la humanidad. La pieza se estrenó en 2006 en Lisboa.

En Olite se representa en inglés y portugués, con subtítulos en castellano.

Acaba de llegar a Olite, ¿la primera impresión?

Lo conocía sólo por Internet. Estar aquí ha sido una sorpresa muy encantadora, sobre todo para hacer King Lear en este ambiente tan medieval pero también tan teatral. Esta utilización tan contemporánea de las iglesias, de los castillos... es muy interesante y amplifica el sentido de la propuesta. La sorpresa ha sido inmensa.

En el programa del festival dicen que su obra es "teatro en estado puro para gourmets", ¿sí?

Es una definición curiosa, me agrada. Todo lo que sirva para provocar alguna reflexión sobre la vida o las artes me parece bien. Teatro en estado puro me agrada mucho, porque el teatro ayuda a entender nuestra vida. En este caso, he hecho una hamburguesa con Shakespeare, me he dado una libertad tremenda porque Shakespeare también ejerce una libertad tremenda al escribir. Lo he utilizado de la forma más libre posible, y lo he masticado, he hecho una hamburguesa para devolvérselo a la gente.

¿Y a qué sabe?

Es un sabor muy calibrado sobre el teatro contemporáneo utilizando un clásico.

¿Qué tal ha respondido el público hasta ahora?

La provocación aquí funciona como un encantamiento. Lo que pasa que hay gente que no le agrada este tipo de abordajes. En sus libros, de alguna forma, Shakespeare es contemporáneo. En este caso es un encantamiento positivo, no es una provocación como un adolescente que llama la atención, como he hecho otras veces, aquí es más profundo, hay un encantamiento que pienso que en este espacio de Olite difícilmente se va a conseguir superar con cuestiones de arquitectura. Hay algo en este claustro, en toda esta geografía, que se aproxima mucho a las imágenes arquetípicas que aporta King Lear.

¿Burgher King Lear se parece al King Lear que le inspiró?

Yo escribo las piezas inspirado en temas clásicos. Pero con ésta he parado, he quitado todo lo escrito y me he sometido completamente a Shakespeare. Cuando lo he intentado traducir al español, la traductora me dijo que no era posible, y lo hice yo mismo. El inicio de la pieza es muy próximo a Shakespeare, pero hay momentos en que hemos hecho una mezcla tan grande que creamos otro sentido, y eso ha sido interesante.

Por ejemplo enfrentando a un actor australiano y a otro portugués en escena, cada uno con su idioma.

Sí. De alguna forma el trabajo de un actor australiano, que representa la lengua inglesa, y un actor portugués que es uno de los mejores de su generación en Portugal, forman un combate escénico que me permitía hacer algunas variantes interesantes. En algún momento pueden ser difíciles de seguir, pero me permite dar otro sentido mucho más contemporáneo, más cercano. Intento trabajar mucho con el escenario, con el espacio, con la lengua, que es un sonido, y he trabajado con la lengua inglesa contra la lengua portuguesa, de una forma teatral. Tener dos actores tan diferentes en sus tradiciones me ha permitido trabajar con más audacia.

Audacia es otra de las palabras que se suele utilizar al hablar de esta obra, precisamente.

(Se ríe). Una audacia infantil. Hay una base del niño que tiene mucho por hacer, la audacia nos aproxima a la pureza de las cosas.

Usted, básicamente, deconstruye a Shakespeare y se queda con el hombre Lear que hay debajo de la corona, ¿no?

Lo que he destacado del texto de Shakespeare es la dimensión de lo humano, hay mucho de humano en este rey que un día decide que no quiere serlo más, porque es algo inhumano para él, se siente demasiado poderoso, como una máquina de triturar. Yo pienso que el rey Lear utiliza una vía que conduce a alguna pureza, intenta conquistarse a sí mismo, a su humanidad. Por eso toma la misión más imposible, que es preguntar al mundo cómo lo ven a él, cuánto le aman, una pregunta que se sabe, porque King Lear la ha hecho, que no se puede contestar, no se puede preguntar a alguien cuánto nos ama, porque la respuesta no se puede acreditar, hay que vivirlo. Eso está en Shakespeare, en King Lear.

¿Por qué viste a los actores de payasos?

Los dos actores están vestidos de clown, es una especie de pareja que he encontrado para trabajar todas las texturas, los cambios de personaje que transcurren en el escenario de una forma más rápida. Es una justificación más psicológica. Los dos actores viven una multitud de estados y situaciones que grosso modo podemos llamar personajes, pero que nos aproximan a situaciones, son representaciones de algo que es fugitivo pero que fácilmente se entiende. Todos somos un poco los payasos de nosotros mismos, por esta capacidad de mudarnos, por la mañana tenemos padres, por la tarde hijos, por la noche tenemos amantes... Es una idea de desdoblar, una síntesis que los clowns hacen con mucha facilidad y que la gente la cree con mucha más facilidad. Es un poco el gen de la locura instalado en nosotros, un poco como el Quijote que hace también hace de payaso. Eso permite que lleve a cabo algunas cosas y nosotros lo aceptemos con más convicción.